La diversificación es una estrategia clave que permite a las empresas crecer, mitigar riesgos y fortalecer su posicionamiento competitivo en el mercado. Al expandirse hacia nuevos productos, servicios o segmentos de clientes, las empresas reducen su dependencia de una sola fuente de ingresos y se preparan mejor para afrontar fluctuaciones económicas, cambios en la demanda o la irrupción de nuevos competidores. Sin embargo, para que la diversificación sea exitosa, es fundamental aplicar un riesgo calculado, basado en análisis estratégicos y una evaluación profunda del mercado. Un ejemplo emblemático es Google (ahora Alphabet), que pasó de ser un motor de búsqueda a un conglomerado tecnológico con inversiones en inteligencia artificial, computación en la nube, dispositivos móviles, salud digital y vehículos autónomos. Esta estrategia no solo ha reducido su vulnerabilidad ante cambios en la industria publicitaria, sino que también ha consolidado su liderazgo en múltiples sectores emergentes, asegurando su crecimiento y competitividad a largo plazo.